SAN JUAN CALABRIA

Juan Calabria nació en Verona (Italia) el 8 de octubre de 1873. Era hijo de Luigi Calabria, zapatero, hombre trabajador, sencillo y humilde, amante de su familia, y de Ángela Foschio, empleada doméstica, mujer de singulares virtudes cristianas, de espíritu apacible, piedad sincera, gran confianza en Dios y devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Estas características familiares fueron muy importantes para el crecimiento sereno y altruista de Juan.

Su infancia y adolescencia transcurrieron en extrema pobreza. Tuvo que interrumpir dos veces sus estudios para sacar adelante a su familia, sobre todo después de la muerte de su padre, cuando él tenía 12 años, trabajando en una tienda de antigüedades. Con la gracia de Dios, las humillaciones y dificultades que soportó contribuyeron a crear en él un espíritu de fe y abandono en la Divina Providencia.

El joven Calabria siempre tuvo el deseo de ser sacerdote, y el Padre Peter Scapini, párroco de la Iglesia de San Lorenzo, dándose cuenta de las virtudes del muchacho, le ayudó a seguir su vocación. Le preparó con clases particulares para los exámenes de ingreso en el seminario. Superados los exámenes, fue admitido y asistió como alumno externo. Pero tuvo que interrumpir sus estudios en el tercer año para hacer el servicio militar.

Durante el servicio militar desarrolló un intenso apostolado, distinguiéndose sobre todo por el cuidado de los enfermos y la asistencia a los soldados enfermos de tifus.

Tras el servicio militar, reanudó sus estudios.

Calabria tuvo el gran regalo de conocer al Padre Natal de Jesús, carmelita descalzo, a quien eligió como confesor y director espiritual. Fue este sacerdote quien descubrió en el joven al “elegido del Señor con especial predilección» para fundar “una congregación para los tiempos actuales”, una congregación de sacerdotes y hermanos, con espíritu evangélico y apostólico, con paridad jurídica, igualdad de derechos y deberes.

Una fría noche, cuando cursaba el primer año de teología, al volver del hospital donde había visitado a los enfermos, encontró a un niño gitano que se había escapado de su grupo, acurrucado frente a su casa. Lo acogió en su casa, compartió su cena y le dio cobijo. Esta fue una de las señales que Dios le dio para clarificar su vocación.

El 11 de agosto de 1901 fue ordenado sacerdote y nombrado vicario de la Parroquia de San Esteban y confesor en el seminario.

Se dedicó con especial celo a las confesiones y al ejercicio de la caridad, dando especial prioridad a los más pobres y marginados.

En 1907 fue nombrado vicario de San Benito de la Colina, y el 26 de noviembre, en la calle Case Rotte, inició oficialmente el Instituto «Casa Buoni Fanciulli» (Casa de los Buenos Niños). Esta fecha se considera la fundación de la obra calabriana de la Congregación de los Pobres Siervos de la Divina Providencia.

El 4 de diciembre de 1954, en Verona, el Padre Calabria partió hacia la casa de su Padre. Al enterarse de su muerte, el Papa Pío XII le envió un telegrama dándole el pésame y calificándolo de “campeón de la caridad evangélica”.

El 17 de abril de 1988 fue beatificado por el Santo Padre Juan Pablo II en Verona. Y el 18 de abril de 1999 fue canonizado por el mismo Santo Padre en Roma.

La fiesta litúrgica de San Juan Calabria es el 8 de octubre.